Messi, el beso esperado y el rock and roll del país: a dos años de la Copa del Mundo de Qatar
Por Daniel Mecca (@danielmecca)
“Verte feliz no es nada, es solo un rock and roll del país”, cantan Los Redondos en el disco Luzbelito de 1996. La foto de Messi besando la Copa del Mundo, en ese domingo indeterminable de diciembre de 2022, dos años atrás, llevaba esa música de fondo.
Después de los penales, después de la gloria en tierras árabes, después de los dos goles de Messi, después de la electricidad por izquierda de Di María, después del rollo freudiano que produce el Dibu en los pateadores rivales en los penales, después de la máquina endiablada que es Mbappé, después del llanto del fino estratega Lionel Scaloni apenas terminado el partido, las calles de Argentina irrumpieron en una felicidad popular, un realismo mágico, continuidad del césped verde por otros medios.
Era, por ejemplo, imposible avanzar por la avenida 9 de julio en Buenos Aires copada por una dicha inclasificable, delirante, en un pueblo históricamente muy golpeado. Esa felicidad de Messi es, precisamente, la traducción de un pueblo que necesitaba esa felicidad. O, mejor dicho, ambos se necesitaban mutuamente. Sí, ambos se necesitaban, como esas miradas que duran lo que dura una órbita en el cielo. Lo que dura un beso esperado.
Es que Messi tiene el oficio de la felicidad con una pelota y la felicidad, como el dolor, se hace de a dos, de a muchos, de a todos, de a años. Algo me emocionó esa tarde, aún más que la Copa levantada, creanmé, y fue ver cómo pateó el primer penal Messi en la agónica tanda final: Messi caminó, esperó al arquero Lloris, apenas la acarició, como invisible, con la izquierda, con esa sencillez categórica que solo produce un buen verso de poesía (Decía Wallace Stevens que el poeta es un sacerdote de lo invisible).
Me emocionó por la liviandad con la que le pegó, la sabiduría de esos entonces 35 años, la elegancia detrás de sus innumerables jugadas de PlayStation, después de tanto Apocalipsis Now y barro tal vez, con lo elemental, como el agua o el fuego o el viento.
Véanlo en YouTube. Así patea alguien que sigue disfrutando tanto con esa esfera que desde 2004 produce en sus pies una física que dobló el tiempo y creó futuro.
Verte feliz es todo, Lío, y es este el rock and roll del país.