Gustavo Costas, el Roberto Arlt del fútbol argentino
Por Daniel Mecca (@danielmecca)
En la narrativa del campeonato internacional obtenido por Racing se remarca como insólita la figura de Gustavo Costas como la de un hincha-entrenador. Es decir, como la de alguien que pone más pasión y adrenalina cardíaca que táctica y estrategia en la forma de conducir.
Me hizo acordar al escritor Roberto Arlt al que le dijeron de todo, pero sobre todo que su escritura no tenía estilo. Escribe en el prólogo de Los Lanzallamas: “Se dice de mí que escribo mal. Es posible. De cualquier manera, no tendría dificultad en citar a numerosa gente que escribe bien y a quienes únicamente leen correctos miembros de su familia”.
Arlt agrega en una de sus aguafuertes porteñas: “Yo tengo esta debilidad: la de creer que el idioma de nuestras calles, el idioma en que conversamos usted y yo en el café, en la oficina, en nuestro trato íntimo, es el verdadero”.
Ciertamente a Gustavo Costas el acento del barrio (del barrio de Avellaneda) le sale bien. ¡Cómo no le va a salir bien si el Cilindro es su vientre! Tiene el idioma que conversamos usted y yo en una tribuna. Y, ciertamente también, la pasión es parte de la estrategia. No hay estrategia sin pasión. Habría que chequearlo, pero si a Costas lo pinchan probablemente le salga sangre celeste.
Pero esto no anula su pensamiento intelectual a la hora de armar los equipos, de conducir. No podría entenderse, sino, el campeonato internacional, la pelea en los primeros puestos del campeonato local en el Sprint final. Y todo en menos de un año. Lo mismo que en Arlt: ¿Cómo un tipo “que escribe mal” va a escribir Los 7 locos?”. Pero dejame de joder.
Solo con corazón no se avanza: se necesita una dirección detrás. Pero sin corazón, sin gloria en la piel, no hay dirección que alcance.
Costas, a lo Arlt, hace del corazón un estilo. El estilo Costas. Que late. Que no puede parar.