Todo es diferente ya cuando agitas la mano
para decirme alguna cosa y adiós
en el momento mismo en que el tren comienza a partir.
Entonces me doy cuenta de que estoy solo en el andén,
solo en medio de la gente que no se conmueve
al ver cómo te me alejas.
                                                    Y ahora pienso
que este adiós no es igual a los otros,
que no volverás nunca y, sin embargo,
no he dejado de amarte.

                              —Miquel Martí i Pol

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